11/10/2009

No confundir el estrés con la buena disposición

Además de ser su propio resultado, el estrés es la causa de sí mismo (Hans Selye, psicólogo)



Con el fin de motivar a otras personas, la mayoría de los gerentes ponen en práctica dos actitudes pesimistas: en primer lugar, se abruman porque creen que no alcanzarán sus objetivos; luego, descargan en su equipo la energía negativa que eso les provoca.


Esta estrategia no da resultado.


No es lo mismo estresarse a causa de los objetivos del equipo, que ocuparse de ellos. El estrés no es una forma de motivación útil.


Ninguna persona puede desempeñarse adecuadamente en un cargo, si se encuentra tensa o estresada. Esto incluye a los directivos, los vendedores, los atletas, los que recaudan fondos, los futbolistas que meten goles o patean un tiro libre y los padres.


Un individuo en ese estado sólo puede aprovechar un diez por ciento de su capacidad e inteligencia. Si disfrutamos del partido nuestro equipo de fútbol favorito, no nos gusta observar la tensión de los jugadores antes de meter un gol de media cancha o de patear un tiro libre en los últimos minutos anteriores al final del partido. Por el contrario, preferimos ver que confían en sí mismos, que están tranquilos y dispuestos a asumir el desafío que se les presenta.


La mayor parte de la gente recurre al estrés para mostrar (o simular) que “está realmente dispuesta” a alcanzar cierto objetivo. No obstante, esto no es señal de buena disposición, sino que transmite tensión. La tensión empeora nuestro desempeño, mientras que la buena disposición lo enriquece. De ahí que sea fundamental, para un directivo, conocer la enorme diferencia que existe entre ambas.

La buena disposición implica relajación, concentración y utilización de todos los recursos disponibles: esa magia sosegada, esa dinamita pacífica que se alcanza cuando nos centramos en un tema con nuestra mente en calma. La mejor actitud frente al trabajo es la que implica tranquilidad y atención plena.


La fabulosa Profesora de creatividad Natalie Goldberg afirma: “El estrés es básicamente un estado de desconexión respecto de la Tierra. Implica olvidarnos de respirar y es producto de la ignorancia. Nos hace creer que todo es urgente, pero nada en este mundo tiene tanta importancia. Relájense”.


No es necesario tensionarnos, sino mantenernos concentrados. Cualquier cosa a la que le prestemos suficiente atención logrará crecer. No debemos perder el tiempo con cosas del pasado, sino con lo que nos permita obtener los mejores resultados, ya sea los clientes, el dinero o cualquier otra cosa. Debemos ser implacables e íntegros pacíficos y poderosos, de una manera relajada y con buen humor. De ese modo, cumpliremos nuestros propósitos. Seamos cordialmente implacables. Entreguémonos amablemente a nuestra magnífica observación por llegar a la cima.


Fuente:

Chandler S. y Richardson S. (2007). 100 maneras de motivar a los demás. Argentina: Kier empresa.

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