No puede manejarse a las personas… Se puede manejar mercadería, pero a las personas se las conduce. (H. Ross Perot)
Suelen formularse las siguientes preguntas: “¿No es la capacidad para conducir un don natural de las personas? ¿Existen los directivos natos?
Sí, pero constituyen un mito. La capacidad para la conducción es una destreza, como la que se precisa para cuidar un jardín, jugar al ajedrez o dominar una computadora. Puede enseñarse y ser aprendida por personas de cualquier edad, siempre que estén dispuestas.
Las empresas son capaces de convertir a sus gerentes en conductores, pero no sacan provecho de eso. ¿Por qué? Porque la mayoría desconoce la tarea del directivo. No se instruyen, no brindan seminarios de capacitación para la conducción ni organizan reuniones para debatir e intercambiar ideas sobre el tema. De ahí que no comprendan su significado. Esto hace que resulte difícil estimular y cultivar la buena dirigencia: no puede fomentarse algo que se ignora.
Para solucionar este inconveniente, es preciso tener siempre presente la idea de lo que implica ser un buen directivo. Las personas que no comprenden lo que significa una conducción óptima no logran motivas a otras. ¡Ni siquiera saben cómo hacerlo!
En su obra influyente e innovadora sobre gestión empresarial, The Laughing Warriors [los guerreros alegres] (Lumina Media, 2003), Dale Dauten describe el código que debe adoptar un directivo: “PENSAR COMO UN HÉROE (¿a quién puedo ayudar hoy?), TRABAJAR COMO UN ARTISTA (¿de qué otra manera podemos probar?), EVITAR LO VULGAR (apuntemos a la excelencia, luego olvidémonos de ella) y CELEBRAR LOS LOGROS (pero sin adjudicarse el mérito por estos).
Si comprendemos este código y lo aplicamos de manera constante, nuestra conducción será óptima.
Fuente:
Chandler S. y Richardson S. (2007). 100 maneras de motivar a los demás. Argentina: Kier empresa.
* Las siglas CEO (del inglés chief executive officer), es el encargado de máxima autoridad de la gestión y dirección administrativa en una organización o institución.
